Las películas de mi vida (XI): Luz que agoniza

Hoy voy a hablar de una película muy buena. Fue el segundo remake que se hizo de una obra teatral británica. El título original de la película era Gaslight (Luz de Gas), pero en España se comercializó con el título de ‘Luz que agoniza’ porque con el título de Gaslight ya se había comercializado la primera versión, británica, unos años antes. De la versión que voy a hablar yo es de la segunda, la de Hollywood. La que protagonizaron Ingrid Bergman y Charles Boyer, dirigidos por George Cukor (referido por Clark Gable como ‘el marica’).

La película es de las grandes, sin duda. Pero a mí lo que más me llama la atención una vez que acabas de ver la película es que Ingrid Bergman está muy bien, es muy guapa y tal… Pero joder, ¡qué guapo es Charles Boyer, el cabrón! ¡Qué grandes personajes ha dado Charles Boyer al cine y La Hora Chanante!

La película cuenta la historia de la sobrina de una cantante de ópera famosa que es asesinada en Londres por un hombre que quería apoderarse de sus joyas. Nunca se capturó al asesino y la muchacha (que vivía con su tía) fue trasladada a Italia con unos preceptores que le enseñarían canto con la finalidad de que ella se convirtiese también en cantante de ópera como su tía.
En Italia se enamora de un pianista algo mayor que ella llamado Gregory Anton, que es el pianista que toca cuando ella practica sus lecciones de ópera.
Se casan y se van a vivir a Londres, precisamente a la casa que Paula Alquist (Ingrid Bergman) había heredado de su tía al morir ésta asesinada.
Todo el idilio inicial se acaba convirtiendo en una pesadilla para Paula (convertida ya en señora Anton), puesto que su marido ya había trazado un maléfico plan para volverla loca y hacerle creer a ella que estaba perdiendo la razón. En definitiva, Gregory Anton era un psicópata y quería acabar con la salud mental de su mujer para apoderarse de la casa y de todos sus bienes, en concreto, de las joyas de Alicia Alquist (la cantante de ópera asesinada) que el asesino no se llevó pero que nunca se encontraron. Y el motivo por el que un simple pianista quiere hacer eso con su mujer no es otro que porque él fue el asesino de su tía y porque ella descubre (sin ella sospecharlo) su verdadera identidad, Sergio Bauer.

Esta película de intriga y de misterio, este thriller, tiene todos los elementos clásicos de una película de época en el londinense victoriano o postvictoriano: los carruajes, la niebla, la luz de gas, los sombreros, las capas, los bastones, las vecinas indiscretas, el admirador salvador de la dama, las doncellas… Una maravilla.

Me encantan también mucho las escenas de coqueteo delante de su propia mujer entre Gregory Anton y una de las criadas, Nancy, interpretada por una jovencísima Angela Lansbury (sí, la de ‘Se ha escrito un crimen’). Son bastante picantes. Y formaban parte del juego ideado por Gregory Anton para minar la fortaleza mental y moral de su mujer.

En definitiva, es una excelente película. En blanco y negro, como debe ser; y con un manejo de las luces y las sombras, de la fotografía en general, al más alto nivel del cine dorado de Hollywood, al que sin duda pertenece esta película. Véanla. Les gustará.

Y George Cukor sería maricón, sí, pero era un excelente director de cine. Excelente. Muchas gracias por todo, George, muchas gracias.

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