Ni las gracias, oigan, ni las gracias

En mi vida me he encontrado con muchos
(sobre todo muchas) indeseables e impresentables. Yo mismo no
descarto ser uno de ellos. Ahora bien, hay una cualidad importante
que redime, al que la posee, de ser considerado un miembro destacable
del grupo de los indeseables e impresentables. Esa cualidad es la
educación, la buena educación, la cortesía, las
buenas maneras…

Sobre este tema yo ya he escrito en alguna
ocasión anterior en este mismo blog, aunque nunca le había
dedicado un post completo. Hoy lo voy a hacer aunque pretendo ser
breve.

A mí me escandaliza, y no soy hombre que se
escandalice fácilmente, la mala educación. Creo que las
formas son importantes en la vida, las buenas formas.

La
inmensa mayoría de gente maleducada que he conocido eran
personas a las que les escribías un email preguntándoles
(educada y cortésmente por supuesto) alguna cosa y jamás
contestaban. Y no es que puedas decir: "bueno, quizá no
contestaban porque no utilizaban mucho el correo electrónico".
No, no. No estamos hablando de ese tipo de personas. Porque ese tipo
de personas suelen ser las que contestan (aunque sea tarde) para
explicarte o justificarte el porqué no te han contestado
antes. No son estas gentes a las que yo me estoy refiriendo ahora.
No. Yo me refiero a aquellas que sabes que lo han recibido y que lo
han leído, y que a pesar de eso, no te dicen ni mu.

Luego
tenemos otro grupo de gente, creo que peor que el anterior, que son
los que no te dan ni las gracias cuando les haces un favor, por
grande o pequeño que éste sea.

Yo he conocido
gente, supongo que serían cristianos, que cuando les hacías
un favor te decían: "Que Dios te lo pague". Y claro,
una persona normal, ante eso, se queda pensando: "¿Que
Dios me lo pague? Pero si yo a Dios no le he hecho nada, ni bueno ni
malo. Me lo tendrás que pagar tú, cabrón, que
eres el beneficiario de mi favor". La última frase se
puede escribir en femenino también, que es como la he pensado
la mayoría de veces.

Y es que ya lo decía el
señor Andrés de mi pueblo, alias ‘El Mestras’, cuando
nos lo explicaba a El Cruz y a mí: "Los beatos son los
peores de ‘tós’. Los peores". Cada vez empiezo a darme
cuenta de cuánta razón llevaba este filósofo
popular. Desde aquí, mi respeto, admiración y cariño
por usted, señor Andrés. Es usted de lo mejor de ese
pueblo.

Y me despido ya porque hoy he gastado demasiadas
palabras para un tema y para unas personas que apenas se merecen el
título de este post. Sólo añadiré que a
veces, no muchas, hablo con Dios. Y que él me ha dicho que a
él tampoco le gustan estas personas.

Esta entrada fue publicada en Sin categoría. Guarda el enlace permanente.

4 respuestas a Ni las gracias, oigan, ni las gracias

  1. jmalbos dijo:

    Yo también odio a los maleducados. Hace poco organicé una reunión con
    antiguos compañeros de facultad y alguno (entre ellos un buen amigo tuyo)
    ni respondió a mi sms, dando la callada por respuesta.
    ¡Qué cabrones! ¡Qué poca vergüenza!

  2. Ignacio dijo:

    Jajajajajajajajaajajajajajajajajajaajajajajajaajajajajaajajajajajaajajajaja. Uaaaaaahahahaahahahahahahahahahahahahaahahahaha. Esto pretende ser un botón de muestra de los 5 minutos que me he estado partiendo el culo tras leer este testimonio tan desgarrado y desgarrador de esta pobre mujer.Justo, el genio eres tú. ¡El genio eres tú! Esto jamás me lo esperaba, jamás. Ha sido una de las mejores sorpresas que me has dado en tu vida. Lo mejor, cuando dice: "¡Qué cabrones! ¡Qué poca vergüenza!". ¡Se nota tanta indignación y enojo en esas palabras!Muchas gracias, Justo, me has alegrado el día. Muchas gracias.

  3. julia tuliette dijo:

    entonces, si lo he entendido bien, cuando no doy las gracias soy una cabrona? y si digo "que dios te lo pague" que es una manera castiza de darlas también lo soy? … no! seguro que hay truco y yo no me lo sé!

  4. Ignacio dijo:

    En tu caso, Tuliette, estás absolutamente disculpada. Digamos que cuando hay cierta confianza, tampoco es muy necesario ir dando las gracias. Pero cuando no la hay, a mí me gustan las buenas formas. Era simplemente eso. Y esto era una manera cachonda o irónica de quejarme sobre este tema. No pretendía ser más que eso.

Deja un comentario