Pero lo que más me gusta es el cinismo que rodea toda la película, encarnado principalmente por un extraordinario (para mí el mejor papel de su carrera) Walter Matthau. También está perfecto el sheriff Pete Harman, interpretado por Vincent Gardenia. Me voy a quedar con la escena en la que discuten Walter Matthau y Vincent Gardenia cuando el primero quiere ocultar al "tigre bolchevique" Earl Williams. ¡Ojo! No lo quiere ocultar para que no lo ahorquen, sino para sacarlo en su periódico antes de que lo hagan (hay que fijarse en la maldad y cinismo de este hecho). Y como no le quieren decir al sheriff dónde se oculta Earl Williams, éste tiene un monólogo fascinante:
-¿Qué les pasa? ¿Por qué la han tomado todos conmigo? ¡Mi mujer no me habla! ¡Tengo ahí un patíbulo muerto de risa! ¡Exijo un poco de respeto! ¡Soy la Ley!
Simplemente desternillante, como cuando dice:
-Todo esto forma parte de una conspiración anarco-bolchevique. ¿No se dan cuenta? ¡Los bolcheviques lo invaden todo! ¡Salen de nuestras cloacas! ¡Toman posiciones! ¡Suben por el mástil de nuestra bandera y están royendo nuestras barras y estrellas!
Al escuchar eso, Walter Matthau responde:
-Se impone la camisa de fuerza.
En fin, esta película da una imagen muy cínica del periodismo, pero es tan buena que cualquiera se descojonaría viéndola y, sobre todo, oyéndola.
Espacio de I'm the great pretender 
Querido mio, por un momento pensé que iba a comentar lo que le ha ocurrido a Soraya! Por eso de Primera Plana.
Hombre, hay que reconocer que Soraya sale guapa en las fotos y con ganas de darle un mordisco, pero entiendo que no es el papel de una política. En fin, para gustos los colores. Lo que está claro es que a Maite De La Vogue no le podrían haber hecho ese reportaje porque el fotógrafo hubiera vomitado.