¡Ya tengo novia!

Hace algún tiempo escribí una entrada en el blog en la que elucubraba sobre por qué yo no tenía novia. Ahora puedo decir por fin que tengo novia. Y es un honor tener la novia que tengo. Pero contemos la historia desde el principio.

Tengo yo un buen amigo (aunque últimamente he descubierto que es capaz de hacerme pasar por maricón perdido con tal de eliminarme en la carrera por una mujer), conocido por todos como el Gran Justo. Pues este buen amigo mío, siempre llevaba en su cartera una foto de la actriz Keira Knightley. Y, de vez en cuando, se sacaba la foto de la cartera, nos la enseñaba y nos aseguraba que esa era su novia. Y yo, que como buen español, soy envidioso y celoso, pues no podía ser menos que mi buen amigo el Gran Justo. Y si él tenía una novia así de buena y así de guapa, yo debía tener otra igual.

¡Y cuál fue mi sorpresa que el otro día encontré a la desgraciada que iba a ser mi novia! La vi en la portada de una revista. Estaba anunciando, o mejor dicho, estaban utilizando su imagen para vender sofás. Yo cogí las tijeras, eliminé los sofás de la foto y me quedé con la imagen de esa ninfa que va a ser mi novia a partir de ahora. La chica en cuestión era Bette Davis. Pero era la Bette Davis que más me gusta a mí, y también la que menos he conocido. Se trataba de una foto de la Bette Davis rubia platino y con unos ojos y unas pestañas de infarto que aparecía por las pantallas de cine a comienzos y mediados de los años 30. Incluso a finales de esa década también. Esa es la Bette Davis guapa, guapísima, que ni siquiera yo he visto mucho en el cine. Pues en definitiva, que al verla pensé: "Joder, ¡qué guapa estaba esta tía entonces, coño!". Y ni corto ni perezoso, recorté la foto y me la puse en mi cartera para poder enseñarla a los amigos como hace mi buen amigo Justo. Enseñarla con un único propósito: el hacer que se pongan verdes de envidia al ver a mi novia. Jajajajajajajajajajajajajaja.

Por tanto, ya estoy contento. Ya tengo novia. Sí, difunta, pero novia al fin y al cabo. He de decir que cuando le enseñé la foto a mi buen amigo el Gran Justo, hasta él sintió algo de envidia. Hasta él. Y eso con todo lo que me critica por las mujeres que a mí me gustan… jajajajajajajajaja. Con esa pequeña satisfacción me conformo, como buen español que soy. Y no puedo acabar esta entrada idiota de hoy sin agradecerle a la mujer que ahora es mi novia todo lo que ella ha hecho por mí. Muchas gracias por todo, señora Bette Davis. Sin usted no hubiera podido interpretar mi propia naturaleza de español celoso y envidioso. Por todo eso, y por muchas otras cosas, gracias de todo corazón.